Alcanzar la felicidad en el trabajo, ese logro que parece inalcanzable para la gran mayoría.
Se apoya en dos patas, la empresa y el trabajador si una de las dos falla el bienestar se torna en algo imposible.
La empresa debe aportar la estructura organizativa, la confianza y las condiciones para que el empleado, con la actitud adecuada se sienta útil, sepa que su trabajo se valora y sea realmente partícipe de los resultados y el éxito de un proyecto.
No hay nada más peligroso para el futuro de una empresa que un trabajador insatisfecho, no digamos ya sin son varios.
No aporta valor y su impacto sobre el resto puede ser muy negativo. Mucho cuidado con esto. Hablar de la felicidad en el trabajo no es algo que se deba tomar a la ligera.
Ahondando en este tema, la insatisfacción lleva al estrés y éste puede derivar en otros problemas psicológicos que mermen las capacidades del empleado.
En este sentido la OMS ha manifestado que en 2020, la ansiedad y la depresión serán el primer motivo de baja laboral en todo el mundo ¿Algo tendremos que hacer por evitarlo no?
Una vez aclarada la importancia del clima laboral y la necesidad de que el empleado alcance la felicidad en el trabajo, vamos a definir qué parte le toca a cada uno:
¿Qué tiene que ofrecer la empresa?
La organización tiene que fomentar el optimismo y la confianza entre los empleados/colaboradores, de este modo se genera un clima que permite aumentar la implicación y compromiso de todo el equipo.
La empresa tiene que crear una estructura que sea flexible, que permita la toma de decisiones a cualquier miembro del equipo, permitiéndole sentirse valorado.
Quedan obsoletos los mandatos autoritarios, el líder tiene que ayudar un clima idóneo, fomentar el aprendizaje y la capacitación de los miembros del equipo en sus respectivas áreas y hacer a todo el mundo partícipe de los éxitos.
¿Qué debe aportar el trabajador?
La actitud del trabajador supone un alto porcentaje de alcanzar la felicidad en el trabajo. Esta buena actitud implica ser flexible y estar abierto a escuchar las opiniones de los demás.
También debe aportar su granito de arena al bienestar común, fomentando el buen humor y desterrando las quejas. Critica constructiva sí, quejas indiscriminadas no.
Por último, el empleado debe ser una esponja, independientemente de su edad, siempre debe estar dispuesto a aprender y renovarse para desempeñar mejor sus funciones.
En definitiva alcanzar la felicidad en el trabajo depende tanto de que la estructura organizativa de la empresa esté enfocada al bienestar del trabajador, como de la actitud positiva de éste hacia su trabajo y su compromiso con la empresa o proyecto a desempeñar.