Quiérete mucho

Quiérete mucho

Ayer fue el día de los enamorados, love is in the air!, las floristerías, los restaurantes, mires donde mires, todo se tiñe de color rojo y se pintan corazones por todos los rincones.

Me encanta, que tengamos un día para recordarnos que es importante decir “te quiero” a quienes amamos. El pararnos a saborear las cosas ricas que tenemos por esa relación de horas, días, años.

Quería aprovechar la resaca de esas sensaciones, para recordarnos algo que a veces dejamos “para mañana”, se trata de ese mirar hacia dentro, y reconocer las cosas buenas que hacemos.

Algunas personas de mi entorno, a las que aprecio mucho, incluso quiero, adoro, tienen un alto nivel de exigencia.

Ocurre quizá, que no se dan permiso para emocionarse, para reconocer que a veces no pueden y no pasa nada. Para conseguir esto, quiérete mucho.

Justo esta misma semana, yendo por la M-30, un coche me dio un golpe, en esta selva que es Madrid. Lo raro es que no ocurran más accidentes.

Me tocó a mí. Esta persona iba inmersa en sus pensamientos, cabreada con el mundo, en especial con ella misma, y no me vio. Además me dejó la sensación de que llevaba sin ver a mucha gente a su alrededor desde hace tiempo.

Quiérete mucho

Vivimos demasiado deprisa

Vamos construyendo un mundo de velocidad, de hacer sin parar, de ir corriendo, que hace que se nos escapen gestos, momentos, situaciones que no volverán a ocurrir.

En mis viajes, tengo la ocasión de poder observar a las personas y me fascina ver, ese ir y venir de un lado a otro casi atropelladamente. Es cierto que en algunos lugares no se vive tan locamente, esa vorágine, que puede acercar a uno sin darse a cuenta a la mala educación.

En esa dinámica, no prestamos atención a las señales que nos da el cuerpo, las sensaciones cómo esa, de no ver lo que pasa aunque ocurra delante de mí. Ese estar más pendiente de lo de fuera, de lo que piensan otros, que de cómo yo lo estoy viviendo.

Algunas veces, cada vez más, tengo suerte, y me encuentro en mis sesiones, personas que disfrutan con lo que hacen, o han aprendido a disfrutar con su día a día.

Esas personas te contagian con su entusiasmo, están contentos, se ven más atractivos, listos, seguros, y lo mejor, esa autenticidad la distinguirás, porque siempre tienen una sonrisa, que ilumina todo.

Por eso, en días como el de San Valentín, aunque sea un poco forzado. Cambia la mirada por un rato, busca lo bueno del otro, los motivos por los que me haces feliz y yo a ti. Al hacerlo, nos ayuda a reconocer lo bueno que tenemos.

Es un ejercicio que te animo a que hagas con frecuencia, recordarte lo afortunado o afortunada que eres, por tener a quién amar, y quien te quiera. Quiérete mucho y quiere a los demás.

Quiérete mucho

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