Un alto porcentaje de los trabajadores agradecerían a sus jefes la posibilidad de realizar teletrabajo, sin embargo ¿Por qué todavía hoy el solicitarlo se convierte en una conversación difícil para algunas personas en su empresa?
Se me ocurren varias respuestas. Puede la “cultura del presentismo”, esa falsa sensación de control por ver físicamente a los empleados en sus puestos, siga como una sombra inquietante recorriendo los pasillos.
En plena era digital, dónde encontramos miles de razones, por la cuales el teletrabajo impacta en indicadores económicos, en la salud, y en el medio ambiente, tropezamos con resistencias reales y prejuicios para poder teletrabajar.
Durante el siglo pasado muchos empresarios españoles tendían a pensar que el teletrabajo suponía pérdidas de tiempo por parte de los empleados y por consiguiente una bajada del rendimiento.
Hoy, aún quedan retazos de esa cultura, por eso escribo estas líneas para llevarnos la mirada hacia el reto del hoy, y el futuro.
¿Cuáles son los beneficios del teletrabajo?
Para empezar os invito a qué reflexionéis sobre la respuesta a estas preguntas:
¿Cómo recupero la inversión en metros cuadrados de oficina?
¿Realmente necesitan estar todos los empleados físicamente en la oficina para realizar las tareas que les permiten conseguir sus objetivos?
¿Cómo impactan esas horas en los atascos? ¿En el medio ambiente y en el estado de ánimo de las personas?
¿Qué retorno tiene esa sensación de no llegar a todo porque tienes que estar en varios sitios a la vez? Físicamente imposible, aun así, he visto gente que lo ha intentado.
El permitir a las personas trabajar desde otro lugar que no sea “su sitio en la oficina”, ayuda a organizar su tiempo de manera más efectiva.
En los últimos años, ha habido un incremento notable en las empresas que han apostado este sistema. Según publica el eleconomista.es, en España un 7,4% de los empleados ejerce teletrabajo, aún por debajo de la media de la Unión Europea.
Un dato relevante es que en los dos últimos años, el 25% de los empleos generados, según un estudio realizado por Adecco, correspondió a teletrabajadores.
Otro dato interesante es, el ahorro de hasta un 30% de costes en infraestructura como publica el Observatorio de Recursos Humanos. Las tasas de absentismos caen hasta un 31 % (gestionpyme.com).
Además un 80% de las personas que en los últimos 5 años he podido entrevistar, comparten que el teletrabajo favorece la conciliación, impactando también en la percepción de satisfacción que experimentan.
La imagen que trasladan las empresas que ofrecen esta alternativa a sus trabajadores, es de más innovadoras y ágiles, al adecuar e incorporar nuevas tecnologías de comunicación, ofrecen una imagen fresca y de estar a la última de cara a los clientes.
No es oro todo lo que reluce
Como hemos visto anteriormente, implantar una estrategia de teletrabajo entre nuestro equipo tiene grandes ventajas para la empresa, aumenta el bienestar y tiene un efecto positivo sobre todos los miembros del equipo.
Al fin y al cabo todo en la vida es un reto. Mal implantada puede conducir a resultados menos favorables.
Hay que asumir un coste del control de los trabajadores empleados en teletrabajo. Si éste tiene fisuras, puede conllevar un rendimiento negativo.
Si no se dejan claras las directrices se puede dar tanto una desjerarquización, como una menor identificación del empleado con la empresa en la que trabaja.
Por último se puede producir un aislamiento físico del empleado, quedando desconectado en su casa sin un flujo comunicativo regular.
Un hecho que puede provocar la falta de compromiso de la persona o apatía de la persona hacia su cometido.
Retos futuros
Analizar el impacto que tiene el ofrecer el teletrabajo en los procesos, en los recursos y en los modelos de comunicación, es un primer paso.
Además, en este viaje hacia el teletrabajo juegan un rol clave los líderes, los que se enfrentan al desafío de gestionar personas con distintas características, así como alicientes de variables como tiempo y lugar.
Esto se pone de manifiesto al tener un equipo que no está físicamente ubicado en el mismo sitio, y además con diferentes horarios.
¿Qué patrones de comportamiento, rutinas de comunicación, son las que se tienen que generar para seguir manteniendo al equipo, cohesionado, informado?.
¿Cuál es el desafío para los líderes teniendo en sus equipos personas unas que teletrabajan y otras que no?
Quizás es ahora más que nunca, cuando el invertir tiempo de verdad en la gestión de personas juega un papel crucial.
Digo de verdad, porque aún me tropiezo con frases del tipo “no tengo tiempo para mi gente”, esta sentencia, que entiendo que se dice entre “no me da la vida” y “la agenda me tiraniza”, me lleva a preguntarme: entonces ¿cuál es tu role en tu equipo? ¿qué pueden esperar de ti?
La comunicación como eje central
Ahora es cuando más hay que asegurarse que cada miembro del equipo sabe lo que se espera de él/ella, encontramos los hechos por los que reconocer, somos ejemplo para consolidar la cultura de feedback permanente, encontramos los espacios para conversar y compartir.
La comunicación será el ingrediente básico para que las cosas ocurran como se espera, y sobre todo, mantener el sentido del humor.
¡Vamos, lo que se hace en el día a día, aunque quizás ahora cuidando que ocurra siempre!.
Considerando todo lo expuesto, el teletrabajo no se puede aplicar a todos los tipos de empleo, ni es viable en todas las empresas, pero en aquellas que sí es posible puede suponer un gran acicate para mejorar resultados, el medio ambiente, el bienestar y la felicidad de las personas que la integran.
Por lo tanto animo a la reflexión y al estudio a aquellos que si lo pueden implementar en su empresa, es el primer paso de un viaje que casi me aventuro a decir, será inevitable.
